Acontecimiento único. Sin embargo, pueda que en el corazón de toda esta belleza y riqueza, esté una singularidad dada hace ya más de 500 años.
En las montañas de la anterior capital del país, llamado Cartago, una indígena recogía leña para el fuego, cuando junto a una corriente de agua cristalina, encuentra una imagen de piedra, pequeña, morena, muy similar a la imagen de cualquier mujer originaria de la zona.
Claro que no era una estatua común, pues porta un niño en brazos.
Esta joven indígena llamada Juana Pereira, toma la estatua y la guarda en su casa. Al día siguiente vuelve por el mismo camino y su alegría es mayor: ha encontrado otra imagen igual; toma esta nueva imagen y la traslada a su casa, más el asombro sobreviene cuando se percata que no son dos estatuas, sino una sola, la misma.
Dado lo singular del hecho, corre donde el Señor Cura de la ciudad y este inspirado por el Espíritu Santo intuye que Nuestra Señora desea se le haga una casa en aquel lugar, al que vuelve insistentemente, aunque sea trasladada a otro sitio.
Según historiadores, como la ciudad era evangelizada por franciscanos y siendo que se veneraba en España a la Señora de los Ángeles, es muy probable que la aparición se diera alrededor de los primeros días de agosto y por ello se le tenga por nombre Nuestra Señora de los Ángeles, aunque sea una aparición propia.
Tal advocación es reconocida por la Santa Madre Iglesia, por medio de nuestros pastores, entre ellos SS Pío IX que en 1862 concedió a perpetuidad una Indulgencia plenaria a quien visite el Santuario Basílica. De igual manera recibió en 1926 recibió la imagen la coronación pontificia. Luego San Juan Pablo II, siendo sumo pontífice le declara “Patrona de Costa Rica y protectora de las Américas”.
Hoy es un Santuario Basílica de trazo humilde, pero con una gran hermosura, tiene una gran explanada y como tantos años atrás, sigue brotando una fuente de agua que no se contamina a pesar de la explosión demográfica que experimentó esta ciudad.
Año con año, entre el 1 y 2 de agosto vienen alrededor de 2 millones de personas a visitar a Nuestra Señora o la “Negrita” -como de cariño se le llama-, aunque durante todo el año muchísimas personas se avecinan ante su madre del cielo para dar gracias por favores y gracias concedidas, así como para recurrir al maternal auxilio.
Ante tantas gracias, una gran misión. Sin duda tanta bendición, tenida como centro la especial predilección que muestra Nuestra Señora, llevaba consigo una vocación especial, por medio de la cual este pequeño país debía desenvolverse como lumbre en el mundo.
Costa Rica hoy es una de las democracias más saludables del mundo y uno de los pocos países que no cuenta con ejército.
Además, entre logros de importancia está el trabajo que ha hecho desde su gobierno en la década de los 80´s por pacificar la américa central y otorgar cooperación económica y material a sus hermanos centroamericanos.
Hoy, Costa Rica tiene características muy particulares: todos los niños y niñas están obligados por la ley constitucional a ir a estudiar y sin distingo de nacionalidad gozan de servicios de salud y alimentación.
Como se dijo, todo esto ha se ha hecho desde la única lectura posible: la presencia y guía de la Santa Madre de Dios en medio de su pueblo.
Esto es Costa Rica. País de la eterna sonrisa, solidario, humilde, con una fe infranqueable y un amor profundo por su “Negrita”, la Reina de todos los Ángeles. Un país pequeño, pero con un corazón inmenso, que está esperando por su amistad, guardándole un rinconcito especial dentro de sí.
Heinier Gibson Díaz Cabezas